viernes, 13 de marzo de 2015

Una historia de esas que prefiero no contar.

Hay historias que son difíciles de contar,historias que no tienen que ver con el amor,que solo nos hunden y marcan nuestra vida,que nos proporcionan una cucharada inmunda de realidad o quizá más.


Esta es la historia de una niña,una niña que casi toda su vida observó en la sombra del temor a su madre mientras era agredida de las maneras más absurdas y desgraciadas.
Una niña que vivía bajo el refugio de los libros,intentando encontrar en ellos un escape,una salida,pero tras cada final volvía su martirio,volvía ese mísero no poder hacer nada,ese maldito esconderse bajo las cobijas a llorar y a cantar para fingir que nada sucedía,cuando en la habitación contigua se escuchaban gritos pidiendo auxilio,golpes,insultos,llanto y el desconsuelo inundaba la casa.
Ella solo lloraba,lloraba y se imaginaba levantándose valerosamente a decirle a ese tipo que nadie tocaba a su madre,que se detuviera,que podía matarla, "DETÉNGASE,NO LE PEGUE MÁS A MI MAMI". Pero solo era cuestión de imaginarse porque el miedo inmenso de toparse de frente con la situación la ataba de pies y manos,la sostenía a la cama y a la desesperación. Cuando no habían más ruidos,no le quedaba más remedio que imaginar lo peor. Esperaba un rato,se asomaba por la rendija de su puerta y corría a ver a su madre. Muchas veces la encontraba tirada en el suelo,inconsciente,sangrando y la tocaba,la movía y su corazón se aceleraba, "Mami,no me dejes,eres lo único que tengo,no te vayas",la movía pero ella no reaccionaba,la niña se recostaba a su lado y veía como ese monstruo alcoholizado se vanagloriaba y justificaba sus actos. Cuando había "suerte" entraba al cuarto y su madre estaba llorando desolada,seguramente pensando en la manera de tomar a su hija y largarse pero siendo consciente de que era muy joven,estaba sola y la vida no era fácil.


Una niña que jamás fue completamente niña,una niña que no esperaba llegar a su casa porque sabía que vivía en un infierno,una niña que se encerraba,que temía infinitamente y que lo único que precisaba era hacer un poquito feliz a su madre, permitir que esté tranquila y alejada de esa maldita secuencia infernal.


Los años pasaron,ellas se alejaron de el monstruo,siguieron su camino pero las heridas no sanan,no por completo.









Una niña que revive en sueños esas llamas,una niña que se aferra y que sigue escondiéndose bajo el falso muro que son las cobijas.




-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO.

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