jueves, 27 de abril de 2017

La que no existe



Hundo mi dedo índice en el centro de la esfera creada con la masa que contiene los 4 elementos, lo hundo con fuerza, cerrando los ojos e imaginando que se trata de los intersticios de su cuerpo, como si la humedad de su sexo se inmiscuyera y su ausencia fuese ilusión. Modelo despacio lo que más que vasija es carne y deseo cobrizo para mi avidez por y de ella. Me encuentro en el punto exacto entre la abstinencia y el tedio. Quiero adueñarme de las más infames perversiones y materializarlas en el lienzo de su cuerpo. Quiero arrancarle las bragas y verterle vino en medio de su pecho, pero nunca estuvo. Me obsesioné con cada parte de su cuerpo. Sus imperfecciones me enseñaron la divinidad más humana imaginable.
Mis manos calientes secan la arcilla y con brusquedad destruyo las formaciones genitales para rehacerlo todo y en un lapso de mierda abrir los ojos solo y abyecto, lanzando la masa contra la pared y recibiendo burlas existenciales.
“Un viejo caliente y un kilo de arcilla”-jamás vi algo tan absurdo.  Aunque lo absurdo era estar leyendo en las noches el libro de García Márquez con quien por cierto tuve una terrible relación. El engreído ese me dijo un día que sus escritos sólo eran para sabidos y que por eso no me agradaban. ¿Para sabidos?.  Que no me haga reír que como novelista es buen cronista y con razón. Lo leo y maldigo al doctor Urbino y al destino por traerlo a este instante. Quisiera decirle “Pendeja” mientras veo su cuerpo inerte pero ni eso tengo.

-Abismos de la alteración psíquica-.

El ensimismamiento, me obliga a dar vueltas por pasiones elementales, a hacer canje de realidades, a repartir soledades como si de un juego se tratase.

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La sueño empapada tras una tormenta, temblando, arrojándose a mis brazos para seducirme con sus pezones erectos que se asoman por su camisa, que es mía pero se ve mejor sobre ella.
Su sombra infame me persigue.
-Agonía de éxtasis erótico y sentimental-.


Casandra (que no existe), se mezcla con el polvo de la figura destruida en el suelo torpemente entre mis festivales masturbativos. Pienso que busco excusas para sentirla y crearla, entre arcilla, humo de cigarrillo, aire, ojeras de adicto, ajonjolí, poesía, vinagre de manzana, pan quemado, noche, navaja, canción, tierra, arte, melancolía.
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Su eternidad en mí, el maleficio de su cuerpo posándose en mis muslos, secreteando, ofreciendo café en la madrugada y olvido sin llegada o despedida.

Casandra, la que no existe, me habita y es yo, que soy ella porque me perdí inventándola.




-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

miércoles, 12 de abril de 2017

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Que me arranquen de una vez las carnes y dejen vagar a mi alma que lo único que carga son sueños de tinta y verso. Que me olviden mientras me voy despacio entre el viento y los días. Que hagan de mí lo que les plazca mientras me poso en cualquier hojita que cae en Agosto.

Que me dejen morir soñando, que tragarme las palabras nunca ha sido mi intención.


De niña quería ser poeta, de grande también. Y así se van los días soñando, escribiendo, olvidando y siendo apenas Angie.




-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO