martes, 26 de octubre de 2021

ME MUDO



Por mucho tiempo este fue mi techo y he decidido mudarme para entender de dinamismo más que de apego, por eso, pueden leerme ahora en esta nueva etapa en el siguiente link: https://carolinaeraso97.wixsite.com/exsiliumetverbum


Los abrazo y agradezco por estos más de 7 años de catarsis.

viernes, 22 de octubre de 2021

 



El tiempo se enreda en las hojas de cualquier libro, me distribuye en las fibras del papel y se anida, convirtiéndome en la brevedad del susurro, el paso del viento, en el parpadeo y la risa.



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO.






martes, 12 de octubre de 2021

LADRONES

 

Este texto se ha escrito para repudiar el miserable discurso del terror que sigue permeando a Colombia en sus haberes y, sobre todo, para conmemorar a los dos jóvenes de 12 y 18 años del Tibú (Norte de Santander), que fueron cruelmente señalados, humillados y asesinados por robar comida en un supermercado, olvidando los contextos, las realidades sociales, la infancia que se pierde cuando la oportunidad no toca la puerta y olvidando que, este país no necesita más muertos, ni venganzas.  

-No es una representación fidedigna de la vida y situación de los mismos pero surge de dicho suceso-.


...


Una vela ilumina la triste casa. La vaciedad de una nevera descompuesta, se asemeja bastante a la historia de esta vida.

¿Para qué sirve ser niño si no se puede contar los días para ir al colegio, jugar pelota o ver televisión?, ¿para qué? si duele la panza porque pica el hambre, zumban los oídos porque los hermanos lloran y, el corazón se perfora con cada gota salada que derrama una madre desesperada.

No queda más que buscar soluciones: ponerse la camiseta de la adultez torcida y buscar a un amigo que sabe desde los 7 cómo es la movida. Correr al supermercado, robarse un atún, una libra de arroz, una bolsa con leche; huir. 

Todo en orden, hasta que la dueña los ve, llama al marido, el marido a los vecinos, los vecinos traen armas y cuerdas. Gritan, reprenden, amarran e inscriben el título de "ladrones" en sus cuerpos escuálidos.

Asalta el miedo, desplaza las sombras del hogar y se abre espacio la fe -que jamás estuvo- en cualquier dios (mientras sirva). Pero como es usual, no basta y la misericordia se le olvida al señor de los cielos, quien en su benigna labor, dicta: que sean arrastrados y que,  las palabras más  incomprensibles les sean lanzadas, para posteriormente, pedirles que se pongan de rodillas, para decir una última plegaria que acompañe como banda sonora al recorrido de dos tiros, que habrán de hospedarse en sus sesos y, la sangre insistente recordará al lodo mojado sobre el que cae, que ellos, fueron humanos también.

Todos reirán, no faltará ningún artículo en la tienda y de paso, agradecerán los muertos, pues, el hambre acabó.


-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO.










jueves, 7 de octubre de 2021

Los adioses representan casi siempre un desprendimiento, un crujir del alma, un sacudirse las entrañas y desbordar nostalgia por los ojos. 


No sé si las metáforas sirvan para representarlo pero se parece muy poco al desapego de una hoja que estaba muy fija en su árbol madre. Porque la naturaleza es más predecible que la inconstancia humana y la mano que hoy nos sujeta fuerte en un afán de retenernos, muchas veces -cuando el olor de las flores en primavera se convierta en putrefacción-, será la misma que nos empujé hacia el vacío del infortunio.


Los adioses caben en los dientes de león que se pretenden eternos, antes de la caricia de cualquier viento. Los adioses y las despedidas son craqueladuras sin consciencia artística, en la pintura del tiempo; las poesías amatorias, son barniz, pincel y agua. 


Nunca estaré en el lado leve de la comprensión vital, porque la sensiblería me invade los poros y las marcescencias me devienen con frecuencia, pero, si con cada sabor de lágrima, me seco de la indiferente cotidianidad, he de seguir ocupando el espacio de cualquier nota en el Etude Op. 10 No. 3 de Chopin.



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

Teorías

    

He desarrollado un método infalible de tipo experimental...


En esta ciencia propia, he obtenido resultados desde la observación, por ejemplo: en la tristeza de mi madre, veo el reflejo macroscópico de la miserable labor de Dios en la tierra, el descuido constante para con sus supuestos hijos. No sé si sea muy apresurado decirlo pero, comienzo a creer que la muerte de Jesús, fue premeditada, que se suicidó poseído por el espíritu maligno de su padre santísimo, para no afrontar millones de quejas en el buzón de pqrs que habrían tenido que instalar sus apóstoles a la entrada del templo. 

Quizá la biblia hubiese sido reformada, recordando en sus apartes que pese a las manifestaciones de la sociedad a través de las redes y sus insistentes afanes por incorporar géneros a la teoría

Familia= mujer y hombre,

Mujer= sierva, 

Hombre: persona, 

Dios= prestamista inocente, refugio y salvación -hasta que el pecado se atraviese y deba convertirse en verdugo y sicario-.



Entre tantas teorías que ciencia impostora descifra, los compuestos del entorno, son producto del contrato de distribución internacional que firmó el representante legal del mundo con Monsanto.



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO



martes, 3 de agosto de 2021

AGOSTO 3

 

Quiero creer que deambulaba siendo una semilla de diente de león y que el viento me arrojo con un curso y un sentido, hace 24 años sobre esta tierra. Mientras tanto, voy creyendo que puedo escribir las cosas que me place, con una inocencia absurda, que me permite sentir que quizá, alguien me lee y se ve en lo que digo. 

...


Esta es una carta a mí misma, hoy 3 de agosto, porque nunca me escribo más que los pesares y el ejercicio de la ceguera, se me da mejor hacia adentro. Y porque además, he descubierto que no hay nada más valioso que la introspección -aunque con frecuencia es un arma de doble filo-.


Comienzo diciendo:


No, no eres las cosas insignificantes, imperceptibles, que crees que eres. Que el tiempo va deprisa pero tú tienes el mando y determinas si esa fuerza, te arrastra o te impulsa. Que sí, que ha dolido el paso al que muchos llaman destino, que sí, ha sido difícil, oscuro  e insípido, ha sido cansado, desagradecido pero en tu corazón, siempre está encendida la llama que sale de la mecha de la vela blanca que jamás se consume, que eso te abriga, te alumbra y señala en la pared, el reflejo de algo más grande que vendrá. 


Quiero decirte que has sido fuerte, que has sabido sobreponerte, que no importa nada más que saber que fuiste fiel a tus convicciones y que no debes sentirte culpable por cosas que estaban fuera del alcance de tus manos, porque tu alma debe ser el recipiente de tus sueños, no de tus temores. Ojalá pudiera abrirte los ojos definitivamente y hacerte ver el mundo de una forma menos tenebrosa, pero los trazos que han dejado los pintores abstractos de tu paso han sido hechos con tinta indeleble y quizá no puedan borrarse, pero pueden ser objeto de deconstrucciones y transformaciones. 

Yo sé que no se te da bien el confiar en ti pero nadie puede sentir lo que tú, ver lo que tú, ser lo que tú y eso, hace que el afortunado suceso de la existencia, merezca vivirse en el tono en que te parezca, leerse en el ritmo que te guste, asumiendo incluso que, no hay puntuación en la vida como si de un libro de Saramago se tratase.


Así pues, termino esto que no puede tener ningún nombre, como Thot en el exorcismo de las letras y te recuerdo que no hay ningún verdugo que sea más cruel que tú.


Te invito a sentir que los pétalos de las flores y su olor en primavera, son metáfora constante de tu vida de ahora en adelante.




sábado, 31 de julio de 2021

SOLILOQUIO

  


Como en un dibujo en perspectiva de Ever Astudillo, donde la oscuridad no encuentra fin, me pregunto si ¿cabe un alma en el hueco de la gota que se arrastra por la mejilla sucia que invade el desconcierto? Entre los abismos del silencio busco respuestas y en la orfandad de la palabra, me encuentro, empuño la faca profana del verbo y rasgo las vestiduras de mis prejuicios, pretendiendo hacer lo insofismable. 

 

Sé que en la resurrección está mi viacrusis, pero no hablo de religiones, sino de laberintos y sollozos, pues, siempre haré poemas porque las sucesivas desdichas me han corroído, hendida de miedo me he enredado, abrazando la nada, mientras en esta parsimonia del tiempo, he estado cerca del fuego y la poiesis ha alejado mis carnes del consumo y las brasas. 

 

Veo en la boca del cielo y el vacío, que no existen verdades y, a pesar de mí misma, me des-poseo, ya nunca soy sólo tacto, olfato, oído; ¡siempre palabra tímida!, desconociendo en cuántas prosas se pierden los discursos métricos del miedo. 



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

La gota

 

Las calles se inundan y retumban los gritos de quienes eran mudos – ¡increíble hazaña! -.

Vibran los sueños más allá de los seísmos y se esconde el miedo porque ha salido estruendosa la valentía. Mas la fuerza es poca y la brevedad del arte solloza bajo el rugir de las balas que lanzan indiscriminadamente los uniformados enemigos.

-Una gota roja, densa, caliente, me pega en la cara y me abraza la historia que cuentan los días-.


El reflejo del agua, no recuerda ya a Narciso, sino al brillo de esos ojos que padecieron tras la crudeza, la enucleación. Ya el néctar blanco no acompaña al café sino a la calma que se roba la asfixia causada en las selvas urbanas, mientras corren los “profanos”.


-La gota roja sigue bajando y se funde con la sal que mi lado izquierdo arroja -.


Ya NO hay pureza en la mezcla entre la vida y la lucha, pues no cantan igual los pájaros, no sonríen más los niños y son coraza, las latas de metal que desnudaron los barriles para cubrir las pieles huérfanas de los valientes en la línea 1 del pueblo. 

Las madres no volvieron a dormir tranquilas y su zozobra sacudió las nubes más que los mismos vientos, sin embargo, entre plegarias, tejieron banderas con telas maltrechas y ondearon su esperanza por el regreso.

La gota sigue en el rostro estupefacto de ver este recinto terrorífico donde gobernó el olvido. Baja por mi cuello y me aprieta fuerte –quién sabe de qué forma-, se roba la respiración que por privilegio aún tengo y en medio la inhalación ruidosa, la piel morada, como revelación, aborda la idea de que lo que antes era tierra, hoy lo “abona” el veneno, los valles más hermosos se han vuelto panteones anónimos y la navegación interior de los ríos es hecha por cuerpos helados. Las cabezas han rodado –sin metáforas- y las fronteras se han cerrado para empezar el juego del Darwinismo más nefasto, con las fichas irredentas que hoy decidieron patalear más allá del tablero.

La gota roja está en mi pecho, ha trazado lentamente el camino hacia el corazón y no sé si comienzo a desvariar siguiendo el rastro de este rojo ajeno, pero entre tantos aullidos y el gas que tal vez nubla un poco el pensamiento, descubro que las sádicas imposiciones, las grietas, las desgarraduras, han revelado la nueva cara de la historia y mi garganta viva grita, aunque las piernas tiemblen, porque la lucha continúa. No habrá más castigo para los justos, no más miseria para los olvidados, no hallarán más soledades en esta patria que comienza a ser nuestra y aún amordazados con las cuerdas estrangulando manos, pies y sueños, perduramos; pues la afasia que los dirigentes inventaron en nosotros, se disolverá con las pruebas indelebles de la resistencia desde el verso, el pincel, el performance, la armonía y el eco de los pasos descalzos de los oprimidos.




-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

miércoles, 28 de julio de 2021

sábado, 24 de julio de 2021

 

Las nostalgias siempre empiezan con el frío y un café, cuestión que aunque trillada, sucede en este mi espacio, donde no puedo contabilizar cuantas veces he hablado de tristeza y cuántas, por ende, las letras han girado en torno a ello. Sin embargo, pasa, como pasan los días porque no ha existido en mi mundo una maquinaria tan potente como esa, pues, si de algo soy profeta, es de esta soledad abrumadora, que me desborda el alma con mucha frecuencia, mientras finjo que puedo sostenerme de pie con la misma dureza que un árbol vetusto con grandes raíces, siendo apenas un tímido diente de león en una ventisca.


No conozco de ninguna eternidad más que la de esta -ya no inesperada- desolación.


¿Es acaso mi "destino" no habitar otra estación que ésta de -0° con 833 melodías en saxofón?

lunes, 28 de junio de 2021

Fugit animi

 

De todas las cosas que he amado en la vida, pocas han resistido a la fractura inmisericorde de la eventualidad.

Aún amo, por ejemplo, el olor del café en las mañanas y el tacto sobre las páginas del libro. 

Amo además, el roce del lápiz en la hoja -aunque paralelamente se incruste la daga filosa del verso, mientras profiero gritos inaudibles desde la autoflagelación-. Porque  no se escarba en la plenitud sino más bien en la hondura y la herida.

Así, no se está cómodo en la heladez del silencio y, aunque se resanen y se tiñan los muros, de un blanco virginal para ocultar los garabatos que dejan las historias, en esta edificación que soy y habito, en el fondo de mis conspiraciones: todo lo manuscribo.

Quizá por eso, también amo el temblor de las manos ebrias de añoranza y me acurruco entre percepciones prestadas por el tiempo que ni siquiera existe y sin embargo, eclipsa con sus manijas del espacio y el miedo.


No voy a decir que amo realmente lo que digo que amo pero, si he de escoger una equivocación afortunada, la escritura es posición, aunque  trato de enterrar con la pala del verso, lo que no es dable y me dejo ir con el paso de los dedos de Einaudi sobre el piano, preguntándome si puedo esconderme entre la caja de resonancia y el bastidor, para salir después, en forma de nota siendo algo más que pulsión caligráfica que abruma sentidos.


Amo que en el pozo hondo de la poesía me sumerjo y el alma huye de la solidificación acostumbrada de amargura. 


-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO. 

martes, 25 de mayo de 2021

Francotiradores

Una honorable funcionaria pública de la ciudad de Pasto, considera oportuno pregonar a los cuatro vientos que la tranquilidad en este contexto de descontento social, está en traer a los francotiradores. Y yo, creo que sí, que tiene razón (parcialmente) y no es que me haya vuelto descarnada, sólo que la historia ha dicho que el ruido que hace el pueblo cuando está hambriento de pan y de justicia, aturde los oídos de los cómodos arribistas y, en efecto el silencio llega más rápido con las armas que con las libertades. 


¡Qué peligro oír a los siervos si se puede mejor desaparecerlos!

Terrorífico juego el de imaginar que se olvidan jerarquías y se ponen todos en el banco de los iguales. 


Vendrán los francotiradores, nos dispararán con sus artefactos, pero resistiremos y aún siendo restos corpóreos, derramaremos nuestros trozos como semillas y nacerán las flores más coloridas. 

Y, entonces, volverán los francotiradores mientras el viento nos mueve los pétalos, ya no podrán dispararnos y las raíces fijas al suelo, dirán: "De ideas no vive el hombre pero ¡qué lindo florecen!"



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO


viernes, 14 de mayo de 2021

14 de mayo de 2021

Son las 11:30 de un 14 de mayo de 2021, el temor se asoma sonriente por la puerta y sobre los hombros recae todo el peso de los días. Aún no es media noche pero el frío se convierte en la división entre el pasado y el presente, dibujada con el mismo tinte rojo de la sangre. 

Caminan descalzos los sueños y el tempus fugit, se convierte en una promesa, porque el reloj se detiene, miserablemente se detiene, para alargar las angustias, hacer eco de los berridos, detenerse para mofarse y robarse el aliento que ya otros se habían llevado. 

Ningún orificio es escondite, ninguna noche es dormitable, ningún veneno es más potente que este líquido incesante de dureza y crueldad. No hay más espacio para el miedo pero cada día trae su afán y lo que ayer era impensable, cada mañana se convierte en una materialización inescrupulosa de Thanos. 

Me tiemblan las piernas, no siento las manos, nuevamente cincel y mazo aturden mi cabeza y mis quisquillosos quejidos, se tornan absurdos en este lugar. Soy mujer, aumenta el miedo y me abrigo bien para que no vengan los enemigos, esos verdes, que gritan "Dios y patria" mientras crucifican a su Mesías y masacran a quienes dicen proteger. 

Escribiría cualquier cosa y nada sería suficiente para retratar este panteón, esta fosa común en dónde cada lucha es un acercamiento al final y en donde la juventud es la desgracia en el marco de la revolución. 

lunes, 3 de mayo de 2021

...



Yo podría decir muchas cosas sobre la escritura: que me salvó y que no, por ejemplo. 


Podría decir que desde siempre, cualquier pulsión me arrojó a ese punto y sin embargo, no creí que podía excavar con la pala del verbo. 


Muchas veces escribí por no llorar, escribí por no gritar, escribí por no morir y al final, sentí que había hecho una recopilación de mi vida carente de todo sentido porque sí, porque no y por si acaso y entonces, la adultez me estrechó entre sus brazos y me ví tan absurda que dejé de hacer lo que era una realidad dentro de un sueño futuro. 


Cuando estuve sola me aferré a esas letras y cuando las solté ya no supe cómo llevarme, cómo abrigarme, cómo mantenerme y aunque sentí que no podía hacerlo más, hay cosas que no pueden evadirse.


No sé cuántos impulsos más me vayan a atacar,no sé si alguna vez voy a poder hacerlo sin miedo, no sé cuándo van a dejar de importarme las formas y no sé si alguna vez habrá combustible suficiente para arder sin dejar rastro en el papel. 


Ojalá esto fuese una cuestión de tres frases y ojalá no se tratase de algo que tengo más inmerso en mí que mi propio ser. Ojalá no fuese un recurso a mi ansiedad, a mi inseguridad, a mi incapacidad de ver más allá de mis propias cadenas. 


Vuelvo al punto: escribir me salvó de morir y no, me salvó de vivir y no. 


Hoy que este país está tan desangrado, que mueren a diario personas y que el gobierno se venda los ojos y ata sus manos a propósito en un afán de parecer amordazado por externos, me parece más que necesario hablar, porque no es sino el dolor, la mella, la cicatriz, el inconformismo, lo que da sentido a expresarse y no es la pausa otra cosa que la complicidad.




-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO.

sábado, 1 de mayo de 2021

Una imagen dice más que mil palabras.

 

Los gritos desgarrados de una mujer, retumban en los oídos, más fuerte que los tiros de los invasores y su llanto, detiene los minutos de quienes creyeron que el afán los alcanzaba.

¿Habrá Sido el gas lacrimógeno? No, a Tere no la amedrenta el Bromuro de Bencilo, pues es resistente a todo. Cada día sale de su residencia en Manizales a buscar la manera de sobrevivir por su familia y en especial, por su hijo Julián, quien tiene una discapacidad y a quien pese a la edad de su madre, deben cargar cuando se trata de subirse al transporte público. Esta mujer, camina al ritmo de la silla de ruedas de su hijo y como si de una heroína de DC o Marvel se tratase, con su armadura, atraviesa lluvia, viento y circunstancias.

Parece una historia más de las Miles en Colombia pero gracias a Sebastián Correa, un estudiante de diseño visual de la Universidad de Caldas se visibilizó en medio del paro propiciado en contra de la reforma tributaria de Iván Duque Márquez.




Una madre da la vida por sus hijos y el amor es amor cuando se enfrenta a las adversidades sin una mella en el sentimiento pero en este país ya no cabe romantizar la miseria, ni enmarcar esta imagen sólo como símbolo de lo que es: valentía y resiliencia. Más vale, a partir de ella, reflexionar sobre el páuperrimo "don" de vivir en Colombia, el precario paso de la nacionalidad y la angustia cotidiana de pertenecer a esta tierra que por más abono que le demos, sigue siendo infértil.

Tere representa a millones de personas que deben y debemos luchar contra un gobierno autoritario, incapaz de organizar las prioridades y de pensar en social. ¿Tere tiene la misma constitución que los senadores? u ¿otras versiones la cobijan?

Yo me pregunto: ¿El discurso de la igualdad se pudo alguna vez sostener en el asta de la bandera? y ¿alguna vez el himno no fue tétrico?
Parece que la única función de los tradicionales cantos de cada región es ser banda sonora de los injustos golpes de la maldad, de los gritos enardecidos, de las mesas vacías, la inocencia robada, del fuego abrasando los cuerpos. Parece que la Colombianidad es un contrato con letras pequeñas que en su contenido pregonan las más terribles consecuencias.

Tere me recuerda que a este país le sobran mártires, le sobran ignorados y le faltan respuestas. Quizá por eso, en medio de una pandemia, los colombianos cansados de narrar historias dónde el protagonista es el miedo, decidimos enfrentarlo todo por la dignidad que nos fue vetada con el discurso tiránico del silencio.


 -ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO



martes, 27 de abril de 2021

Eterno

 Yo humana, caigo en el juego insostenible de pretender que puedo lo insensato por amor. Veo en el ojo del cielo que no existen verdades absolutas en este paso amatorio.

Podría decir "Para ti el sol, la luna y las estrellas" e incluso, atentando contra toda lógica, ciencia y específicamente, la astrología, LO HARÍA, traería los astros hasta ti. Pero (y esto no es poco), caería mi cuerpo inerte tras el imbatible correr del tiempo y, tu sonrisa como última revelación, habría de clavarse en mis pupilas agonizantes. 

Mas tú, te alejarás de mis restos y yo suspiraré -inexplicablemente-, abandonando este plano, al ver que el frío trasciende la muerte y que el amor, es amor mientras esté intacto el sueño imposible de lo eterno.



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO.

...

 Quiero dejar de escribir, quiero renunciar, darme la vuelta y pretender que jamás encontré refugio en las tormentas ¡maldita sea la hora!, maldita la designación del espacio que me puso junto al lápiz y  me aplastó contra el papel. Yo nunca más me pertenezco y es por eso que me siento torpe, lenta, insatisfecha si no hago lo que mi alma elige y mi mano derecha impulsa.


Ahora que lo pienso, podría intentar escribir a 2 manos, hacerlo lento y a destiempo, con más garabatos que aciertos pero sería un suicidio porque, dicen que ese peligroso ejercicio despierta y activa ambos lados del cerebro y, serían más eternas mis noches y darían más vueltas por entre las ranuras de mis sesos las ideas y escribir, titilaría y martillaría aún más fuerte y sería yo, más imprecisa e inexacta sin estos versos que nunca riman -porque ofendo a León de Greiff- pero carezco de melodías y escupo lo que siento. 

Mi tiempo -que es poco-, se distribuye entre lejanas percepciones y se consume con los suspiros del mediodía en que resuelvo pensar más en cada grano de arena que existe para comprender  la infinitud de las desdichas (en lugar de sentarme a contar los dientes de león que se desprenden en partículas en pos de su esencia, sin dejar de ser fascinantemente unificados).


Diría que los truenos me aturden (porque llueven a cantaros) y que asumo esto como un castigo, una señal del Juez Supremo, enojado por mi redundante visita a lo imposible. 

Pero: No hay en el trueno más manifestación que la de la fragmentación del silencio que viene siendo una metáfora y un llamado a salir de la zona de confort. 

He de decir que no encontré conforte en callar y contrario a ello me sentí miserablemente cadavérica, casi percibiendo el nauseabundo olor que expelen los cuerpos inanes, proveniente de esta resignación enferma que me da trompadas para despertar.



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

sábado, 2 de enero de 2021

Resignificar

Cada vez que escribía me preguntaba si realmente era yo quien lo hacía o si una fuerza extraña proveniente del dolor me usase como pretexto inmóvil. Entre las decepciones hallaba mi abrigo y me dejaba ir mientras más sangrara mi corazón, creyendo que la única musa disponible para mis huellas escriturales era la desolación. Así, anduve a tientas, haciendo de mí un recurso de la resignación, escribiendo desde la fractura que simbolizaba y pretendiendo que no había más que mostrar que ese cúmulo de desesperanza. 

En contraposición a lo anterior, en medio del fatídico 2020, una luz titiló fuerte en el mismo ritmo en que se lee "Tu más profunda piel" y entonces mis ojos se abrieron y pude percibir la cromática que me había sido negada. 

Yo que siempre vi en el dolor una fuente de inspiración comprendí que la caricia era también un impulso y que la ternura era más necesaria que la objetividad que se supone trae la adultez. Me importa poco lo que digan los manuales de las buenas formas, yo lloro cuando me place y me siento más sensible sin tener cargas hormonales extras, ¡No me avergüenza!, porque en esta construcción robótica de mí misma, he decidido abrir agujeros, poner tierra y sembrar plantitas para ver romperse la coraza y sonreírle a la flor que se asoma tímida como un niño saludando por primera vez. 

Entonces esta aparición de más altura que la que dicta su cédula, con grandes pestañas y alma noble, vino a enseñar que podía llorar de felicidad, sentir explotar de amor y tararear cualquier canción o cantar en la ducha fuerte y sin pena -eso sí, en español-. Vino a susurrar poemas, a poner fuerza en la historia y los relatos, a hablar de política sonriendo como quien guarda en sus manos la respuesta para la ilegitimidad de lo establecido, como quien dibuja el paisaje más justo de un lienzo que ha sido teñido insistentemente de rojo tortura, como quien construye caminos donde parecía sólo haber vacíos. 

Hombre misericordioso que llegaste a dividirme las angustias y a recordarme la magia de los vuelos insospechados, haz de esta morada que es mi corazón, tu casa constante y refugia tu ser en mí, para seguir derramando cada lágrima de dicha, temblando ya no de miedo sino de emoción y escribiendo desde la esperanza y no la catarsis. Hazme una contigo en esa intimidad que nada tiene que ver con lo corporal y háblame de libreros fríos, rituales indígenas, sueños compartidos y conciencia social. 

***

Hoy te escribo como siempre pero tácitamente me escribo a mí también, para demostrarme que no hay constancia en el alma y que el amor es una locura que temporal o no, abarca los intersticios más indescifrables y gélidos. 



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO.