jueves, 8 de junio de 2017

CADÁVER EXQUISITO


Me siento en esta silla roja a escribir lo que jamás planeo, a pensar que puedo reunir palabras porque una maldita frase me persigue desde el 2015. Dos letras me aturden y se me aparecen por donde voy: en el club, en la música, en el módulo, en la vida. Hoy decidí seguir el impulso y creer que es un hilo que se conecta a esta parcela literaria que es mi vida.

"CADÁVER EXQUISITO".

Qué decir al respecto más que así me he formado, no con palabras sino con momentos.

Mi cabeza: cosmos.
Mis ojos, dos esferas henchidas de paisajes.
Mis oídos, receptores de poemas y melodías.
Mi nariz, aspiradora infalible de polvo.
Mi boca y mis labios, un conjunto rebelde.
Mis pecas, una constelación.
Mi cuello, recinto de caja musical.
Mis hombros, sonrientes de besos.
Mis brazos, puentes de fraternidad.
Mis manos, dos niñas inquietas.
Mis pechos, Phobos y Deimos.
Mi sexo, ave hendiendo el cielo.
Mis piernas: salseras
Mis pies, caminantes incansables.

Ya veo que soy un ensamblaje, un rompecabezas, una construcción a través de de-construcciones.

Y ni hablar de mi mente, porque esa sí es un festival.

Ahora entiendo que el cadáver exquisito no es sólo una técnica de escritura o dibujo, sino también una realidad latente.

...
Somos experiencias, lecturas, momentos, besos, ideas, caídas. Somos retazos y está maravillosamente bien.

Hay que ser cadáveres exquisitos y no fantasmas trémulos o muertos en vida.

Hoy no quiero verme al espejo para sentirme miserable, sino para apreciarme completa y llena de energía.
Todos los días son buenos para reformular la posición de los retazos vivenciales.


-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO