Me he despertado del
letargo con ansías fervientes de despeñarme por territorios de manuscritos
espontáneos. He levantado mis alas al vuelo, reparadas con hojas de libros
ignorados. ¿A quién engaño cuando digo que renuncio si sólo le doy paso a los
prejuicios aplastantes que nadie diseñó?, ¿a quién le cedo la (des)dicha inmensa
de desnudarse letra a letra desde el alma hasta la piel?. ¿Quién conmigo lo que
yo con nadie?,¿quién testarudo cuando yo también?. Habré dejado el alter ego
entre el ruido y la tarde, habré perdido el doppelgänger en cualquier esquina mientras
caminaba bajo la lluvia. ¡De aquí soy!. Nací entre la espuma de los versos,
crecí entre rayuelas y cosmopistas, pertenezco al club de los vivos que
prefieren convivir con los muertos. Me quedo, aunque a veces no quiera.
¿De dónde soy entonces si no es del viento, que golpea mi
cara presuroso en las noches heladas de un Septiembre irremediable?. Un día naces,
otro día temes y algún día, aprendes a vivir mientras fallas en el intento.
Puedo decir que soy trazos de Pollock y obstinación/confusión
de Pizarnik. Quizá sea un barco a la deriva o una tarde gris. Pero entre lo que
puedo, soy o quiero, me quedo con este querer errar aprendiendo, me quedo con
esta sala de psicopatología deshabitada, me quedo con esta sed de más… Pero no
me guardo nada, todo lo entrego, desde mi sangre hasta el último gemido que
emita mi ser, desde mis entrañas hasta mi esencia y cada casete de memoria. Ni
Jesucristo puede revivir tantas veces, ni sus llagas pueden ya intimidarme y
aunque pagana, poco puede importarme su trascendencia; yo he parido más ideas
de las que comparto y he reído más de lo que lamento. No muevo a un pueblo, ni
cargo una cruz. No adoro a nadie, no soy Gómez Jattin pero tampoco lo ansío. Quizá
sea más pulsión y menos razón, quizá más infierno que cielo.
Por eso escribo,¡ ya lo recuerdo!.
-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO