viernes, 9 de noviembre de 2018

SOLEDAD HABITADA



Esta soledad se presenta ambigua.

Es amarga, dulce, deliciosa y repugnante.
Es sabia, fuerte, productiva y deprimente.
Es incongruencia más allá de lo incongruente y se ríe de mis procesos.
"Vive tus ciclos" me han dicho tras perforarme los sesos, cuando creía estar rehabilitada.

¿Puede realmente uno desatarse las manos y los pies cuando quien lo amordazó sabía de una manera exagerada sobre nudos?. ¿Puedo uno deshacerse de tantos años, de tantas cosas?.
Yo opino que no y que es una mierda el tener que seguir dándose trompadas con el universo, cada vez que se presiente quietud. Es innecesario estarse enfrentando con los ciclos ajenos, mientras se queda uno estancado en el mismo lugar, viendo el mismo muro con una frase de Gómez Jattin.

Es realmente mi soledad más habitada.

...

Me he sentado a pensar en las cosas que siempre evado, para recordar la fragilidad de mi fortaleza, para arrancar las páginas que suponía haber eliminado, para sacudirme este polvo y la nostalgia.

No puedo distraerme con vicios porque realmente me resultan asquerosos, pero presumo que esta voluntad por sentirme miserable es el vicio que más adopto inconscientemente.

Me he sentado creyendo que podría sonreír al pasado y recibí una carcajada del mismísimo infierno.

Es una carajada esta de ser tan voluble pero se es humano cuando se percibe la carga, la decepción, la desesperación. He de ser pues más humana de lo que puedo, porque soportar todas estas bofetadas no puede ser en vano.