sábado, 20 de abril de 2019

CONCLUSIONES INÚTILES


Leyendo a Vallejo, pensé que:



  • La multiplicidad de términos resulta innecesaria, sobre todo si ni siquiera se sabe con certeza cosa alguna. 



  • Dios no es inmutable porque si existe sería uno antes de crear y uno después de haber contribuido siendo fuerza germinativa del caos.

  • Tiempo, cambio, vejez y muerte son la misma vaina que viento y una libreta con nombres alfabéticamente organizados que va creciendo y debe reiniciarse para no perder la cordura.


  • Morir es siempre irse al cielo considerando el infierno que es esta tierra fértil de nada, inundada en sangre, desesperanza, hambre y miseria. Y quién sabe si nos vayamos para algún lado con esta suerte de paridera que atesta cualquier rincón dimensional y extradimensional. Vaya uno a saber si hasta el mismísimo limbo está lleno y nos quedamos absueltos por cualquier carajada o absorbidos por la espera del infinito. 

  • No sé quién es peor si los que siguen pariendo o los políticos que aún con tanta parafernalia de planeación, no se han dignado a repartir pastillas o inyecciones para la infertilidad. Buena falta le hace al mundo tener más oxígeno disponible y menos niños llorando en la madrugada o a cualquier hora, como el vecino de 3 años del 205 que cada vez que quiero estudiar comienza a chillar como un animal herido.  Perdónenme si les hiero susceptibilidades pero me cagan los niños, ya en una próxima ocasión les contaré mi camino hacia la esterilización que no ha sido NADA sencillo.

  • Creo que con los años me vuelvo más desconfiada pero no tanto, nada es tan claro, me he llenado de dudas, espejismos, miedos, rencores y sin embargo, siempre sucede algo que en su evidente imprevisión, me hace olvidar mis afanes por adoptar el recelo e ir con cuidado hacia cualquier parte. Y entonces me va empujando cualquier fuerza hacia ningún lado para que se me vaya olvidando de una buena vez que los prejuicios siempre sobran y que nadie es igual a nadie y que sobre todo, no se me quitan las ganas de seguirme dando trompadas contra lo que sea si se trata de aprender.

  • Además, a mis casi 22 soy más huraña de lo que quisiera y tengo un corazón tan estrecho que parece no alcanzarme más dicha, más angustia, más amor, más pasión y más desdén.



Y ahora, ¿para qué vengo yo a escribir esta sarta de inconexiones?.

Realmente, no tengo una respuesta. Ni más preguntas que las suficientes, ni más caminos que los que se vayan mostrando, ni más ira que la que no conozco, ni más lágrimas que las que me faltan, aún habiéndolas llorado todas.

Sencillamente la (in)sensibilidad social y vital se me alborota a cada rato y el discurso de los Derechos Humanos suena trillado cuando paralelamente se ven estas inutilidades que hoy me siento a escribir y un constante calcinar de los cuerpos, una pugna entre el precariado y los verdugos.


-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO