jueves, 30 de julio de 2015



“En la mayoría de los hombres el intelecto es una máquina pesada, sombría, chirriante, que cuesta poner en marcha: cuando quieren trabajar y pensar bien con esta máquina, lo llaman ‘tomar en serio el asunto’ -¡Oh, cuán fastidioso tiene que serles el pensar bien! Tal como parece, la amada bestia hombre pierde el buen humor cada vez que piensa bien: ¡se pone ‘serio’! Y donde hay risa y alegría el pensamiento no vale nada’ -así suena el prejuicio de esta bestia seria en contra de toda ‘ciencia jovial’. -¡Pues bien! ¡Mostremos que es un prejuicio!”




-F. Nietzsche

Una cien veces.



 Hay mujeres
 que son estaciones de (d)año,
 tormentas torrenciales en agosto y estufa
 en un diciembre lleno de abandonos.
 Hay mujeres
 que son pájaros sin alas en un cielo lleno
 de recuerdos,
 fieras carnívoras al acecho de las ganas
 y de esa falta de poder ante la tentación
 que solo es deseo confundido.
 Hay mujeres
 que son mariposas ensoñadas esperando a que
 cierres todas las puertas
 para acariciarte las mañanas a través
 de la ventana,
 para sacudirte la mirada en cualquier
 dirección ajena a tu espejo.
 Hay mujeres
 que son animales en celo
 galopando sobre tu pecho abatido.
 Hay mujeres
 de ojos castaños
 con alma de gata.
 Hay mujeres
 de ojos verdes
 con alma de zorra.
 Hay mujeres
 que son signos de interrogación abierta,
 tres exclamaciones siguiendo
 una huida.
 Un ladrido de madrugada.
 Hay mujeres
 que justifican el silencio.
 Hay mujeres
 que excusan la poesía.
 Hay mujeres
 que son aeropuertos alejados
 de los que solo salen aviones imaginados,
 puertos marítimos
 en los que vuelves a ser tú mismo,
 estaciones de tren
 donde se cruzan tantas contradicciones
 que encuentras paz.
 Hay mujeres
 que suenan a herida al tocarlas
 y te hacen desear la muerte antes que ellas.
 Hay mujeres
 que huelen a limpio, a cuerpo inerte,
 y te hacen desear invadirles el corazón
 y el pecho con la brutalidad de un ejército de flechas.
 Hay mujeres
 que desordenan tus huellas cuando aparecen
 y te hacen desear encontrar tu camino
 sobre su columna vertebral.
 Hay mujeres
 que no se esconden, que quieren sin escarcha en los ojos,
 que saben a sed,
 y esas,
 esas te hacen desear quererlas toda la vida.
 Hay mujeres
 que esperas siempre
 porque nunca llegan.
 Hay mujeres
 que están en todos los sitios que ocupas
 menos en tus manos.
 Hay mujeres
 que son primeras y únicas,
 que sobrevuelan el suelo que pisan los demás,
 que son azules y ocupan un lugar
 diferente al resto.
 Hay mujeres
 que crees por encima de todo
 y por encima de todo deshacen tus creencias,
 que son tiernas, dulces y ciertas,
 y con su ternura, dulzura y certeza
 parten en dos tu inocencia.
 Hay mujeres
 que abren tus ojos con un soplido de magia
 y en el siguiente truco desaparecen,
 como la suerte.
 Hay mujeres
 que te enseñan la moneda por las dos caras:
 te besan negándote,
 se marchan llamándote,
 se quedan en silencio,
 te hablan desde lejos.
 Que solo conocen la palabra derrota
 en tu boca.
 Que solo conoces la palabra victoria
 en su boca.
 Que te aman mientras te olvidan
 y olvidándolas las amas.
 Hay mujeres
 que quieres y no puedes,
 que son tanto que no son suficiente,
 que dándote lo que necesitas olvidan lo que quieres.
 Mujeres contra las que no hay razones
 que encajen
 y conviertes en huida
 para darles un sentido.
 Hay mujeres
 que son aves de paso,
 bodas de un día,
 amores que salvan tu vida en una noche,
 postres eternos en medio de una prisa carnal,
 engaños a la rutina,
 tu alma animal rendida al instinto de supervivencia.
 Hay mujeres
 que aparecen como los aciertos:
 sin esperarlas y a tiempo.
 Que se atreven y se quedan y tienen
 el pelo del color de tu almohada,
 que se agitan y temes y dan la vuelta
 a tus excusas convirtiéndolas en motivos.
 Que te aman sin evitarlo
 y amas sobre todo por supuesto.
 Y
 estoy
 yo.
 Que soy una en todas esas mujeres.
 Y
 estás
 tú.
 Que eres todas esas mujeres en una.



-Elvira Sastre

miércoles, 29 de julio de 2015

Sin orificio de salida.



Suena(s)


 Esta mañana, al despertarme,
 creí que llovía.
 Luego abrí la ventana y no,
 no era lluvia,
 eras tú,
 que te alejabas,
 que ya no volabas,
 que ya no estabas.
 Y ya no pude volver a dormir.

 Yo que siempre pensé
 que besándote te hubiera convencido:
 a ti de quererme,
 a mí de no dispararte,
 pero mil poemas tristes nunca fueron suficientes
 para alguien que desprende primaveras
 al abrir las alas,
 ni siquiera versarte los labios cada mañana,
 ni quitarte el frío de las manos,
 ni cargarte a mi espalda
 mientras me rompo el cuello intentando mirarte
 -si supieras lo que echo de menos mirarte,
 casi tanto
 como a ti-,
 ni ser el preludio de tu música,
 es decir,
 de tu risa,
 no fue suficiente abrirte mi carne
 para que la llenaras de la tuya
 bloqueando cada esquina con el recuerdo de tu cara,
 ni llamarnos de mil maneras diferentes
 con el único propósito
 de ser únicas
 la una para la otra.

 El mundo se dio cuenta
 de que cada vez que venías
 yo adelantaba las manillas del reloj
 para ver si mi futuro llevaba tu nombre,
 de que te robé todos los relojes
 para que así no agotaras tu tiempo conmigo,
 y destrozó mis horas,
 el muy cabrón,
 como quien aplasta lagrimales,
 y yo miré suplicante a tus muñecas desnudas,
 a la pared vacía,
 a tus mañanas entre mantas sin horario,
 pero la habitación se llenó
 del jet-lag que sufren mis sueños
 desde que abandonaron tu cama,
 y todos los intentos de sostenernos fueron en vano,
 de repente la vida pesaba demasiado
 y tú eras más grande que la lluvia.
 Y no fue suficiente para mí,
 y tuve que deshacerme de los segundos que dejaban tus minutos.
 Yo, que te llené de palabras,
 me cansé de que las tuyas solo fueran de ida
 y no pude evitar mirar la última página,
 donde tu pelo ya no estaba.
 Donde mis dedos ya no estaban.
 Y leerte despacio
 para engañar al reloj,
 dejó de funcionar.
 Y silenciar el temblor de mis manos
 para que no te fueras,
 solo hizo más ruido.

 Eres tanto
 que cualquier cosa que no sea tenerte al final del día
 no resulta suficiente.
 Y eso no es culpa de nadie.

 Así que perdóname
 por no conseguir
 que fuéramos suficiente.
 Por llenarte el cuerpo de adioses,
 vestir mis dedos de balas
 y dispararte
 -aunque te lleve tan dentro
 que dispararte a ti
 sea como dispararme a mí,
 pero sin orificio de salida-,
 por empujarte hacia el abismo de mis labios
 y suicidarte antes
 de olerte,
 por odiarte un poco
 porque llueve
 y no vas a aparecer,
 porque mi reloj ahora solo me diga
 que es hora de marcharme,
 por sacarte de mis ojos
 para poder dormir,
 por quedarme
 a ver cómo nos ponemos la ropa la una a la otra
 sabiendo que no volveremos a desnudarnos,
 y después irme.

 Perdóname,
 por no encontrar otra manera de salvarme
 que no implicara abandonarte.

 Y aunque esto sea un poema triste más,
 tienes que saber
 que hacerte el amor fue como empezar una frase,
 y terminarla.
 Abandonarnos ahora
 es dejar inacabado el poema.

 Pero recuérdalo,
 una vez al día
 te cambiaría por toda la poesía.


-Elvira Sastre

Escribirlo no es conocerlo.




 No te quiero decir adiós.
 Entiéndeme,
 me resisto a dejarte ir
 porque siempre has sido todo lo que venía después,
 y ahora que te vas
 se me caen de las manos los mañanas contigo.
 Escribo sobre la tristeza
 solo porque le tengo un pánico aterrador
 y no quiero que me sorprenda,
 pero luego me imagino sin ti
 y la hija de puta me deja con los pantalones bajados
 de una hostia
 mientras me dice:
 'escribirlo no es conocerlo.'
 Entonces el invierno
 se me atornilla en la garganta
 mientras tú te vas
 y yo,
 yo me pierdo.
 Y de repente Madrid es la ciudad más grande del planeta.

 Voy a tientas por la vida,
 buscando puentes cercanos
 porque el suicidio siempre fue la huida más poética,
 callejones sin salida
 para poder llenarme las manos de excusas,
 corazones empezados
 para no tener que darles el mío,
 camas a las que no me quedo a ver bostezar
 para evitarme soñar.
 Me enseñaron a escribir
 y se olvidaron de explicarme cómo usar las palabras,
 mis intentos fallidos
 dejaron el amor y mi valentía tirados en la cuneta,
 y soy capaz de gritarte que te quiero
 mientras corro en la dirección contraria.
 Cualquiera te diría que no soy recomendable,
 y estaría en lo cierto.

 Pero ellos no saben
 que a pesar de que la palabra huida me ajusticie cada noche
 y el miedo que me atora sea de los más temibles
 -esos que no tienen nombre-,
 aunque huyera de ti asustada cada vez que cerrabas los ojos,
 aunque solo sepa desnudarme ante un folio
 y contigo solo sea capaz de quitarme la ropa,
 aunque nadie supiera ver
 -ni siquiera yo-
 que eras mi cura,
 aunque no supiera lo que quería
 solo sé que quería que estuvieras tú en ello,
 porque tenerte conmigo
 fue como recuperarme,
 ser consciente
 de que mi miedo quedó herido de muerte
 al verme de tu mano,
 mirarte fue creer de nuevo en las ventanas
 -las que dan aire-
 y coger aire para besarte
 siempre será la mejor manera de besar que existe.
 Nunca hubo tanta paz en mi vida
 como aquel día
 que apoyada en tu regazo
 me contaste tu infancia.
 Lo confieso, pensé:
ojalá mis hijos sean como ella
y lleven su alma.

Ahora todos mis mañanas se han quedado
 sin hueco en tus semanas,
 no me esperas
 pero estás preciosa cuando no lo haces,
 no estás al otro lado
 y yo tengo que dejarte ir de mí,
 también,
 tampoco,
 porque te mereces un mundo sin final
 y batallas ganadas,
 una paz que lleve tu nombre
 y alguien que te lleve al cielo,
 que es lo único que está a tu altura.

 Yo, por mi parte,
 te diré que te entiendo,
 y lo respeto.
 Dejaré mi verdad a los poemas.


-Elvira Sastre.

Verdad...



"¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto? Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura."


-Cortázar Julio.

Escribir es...





"Escribir es dibujar mi mandala y a la vez recorrerlo, inventar una purificación purificándose; tarea de pobre chamán blanco con calzoncillos."




-Julio Cortázar.

domingo, 26 de julio de 2015

DESEO DE VENGANZA






¡Del huracán espíritu potente,
rudo como la pena que me agita!
¡Ven, con el tuyo mi furor excita!
¡Ven con tu aliento a enardecer mi mente!
¡Que zumbe el rayo y con fragor reviente,
mientras —cual a hoja seca o flor marchita—
tu fuerte soplo al roble precipita.
roto y deshecho al bramador torrente!
Del alma que te invoca y acompaña,
envidiando tu fuerza destructora,
lanza a la par la confusión extraña.
¡Ven... al dolor que insano la devora
haz suceder tu poderosa saña,
y el llanto seca que cobarde llora!




-Gertrudis Gómez de Avellaneda-.

sábado, 25 de julio de 2015

Your love

Le veo e inmediatamente el deseo de tenerle a mi lado,invade mi cuerpo,llena cada rincón,susurra que es indispensable e irreductible.

Es perdición,siempre lo supe...

Quisiera traerlo hasta aquí,besarlo,sentir su respiración,aclimatar nuestros cuerpos,recorrer su sexo,besarlo de nuevo. Quisiera arrancarle la máscara de seguridad que trae,quitarle los zapatos y la carga emocional inmensa que lleva. Me encantaría deshacer el amor y entregarme a los instintos.
Me provoca desaforadamente tenerlo aquí, and use your love tonight.
No lo necesito,ni lo quiero por más tiempo. Solo preciso con urgencia su cuerpo,una noche,ésta noche cargada de letras flotantes y de "i don't wanna lose tour love tonight".

Le juro que no tengo ni las más mínimas ganas de verlo en la mañana y recibir de nuevo la sarta inmensa de reproches o su amargura característica,no quiero verlo con la luz del día,oler su cuerpo y recordar todo el pasado y lo que significó. No me nace verlo dormir y suspirar por tenerlo. Éste es más bien,afán por poseerlo a medias,entre sudor,jadeos y besos con sabor a "Ya no te necesito".


Prefiero hablarle claro para que entienda que hace mucho, se me salió del pecho.

-CARNALIDAD Y PUNTO-.

-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

miércoles, 22 de julio de 2015

ELLA




Es una intensísima corriente
un relámpago ser de lecho
una dona mórbida ola
un reflujo zumbo de anestesia
una rompiente ente florescente
una voraz contráctil prensil corola entreabierta
y su rocío afrodisíaco
y su carnalesencia
natal
letal
alveolo beodo de violo
es la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes que
estrellan y disgregan
aunque Dios sea su vientre
pero también es la crisálida de una inalada larva de la nada
una libélula de médula
una oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotes
un chupochupo súcubo molusco
que gota a gota agota boca a boca
la mucho mucho gozo
la muy total sofoco
la toda ¡shock! tras ¡shock!
la íntegra colapso
es un hermoso síncope con foso
un ¡cross! de amor pantera al plexo trópico
un ¡knock out! técnico dichoso
si no un compuesto terrestre de líbido edén infierno
el sedimento aglutinante de un precipitado de labios
el obsesivo residuo de una solución insoluble
un mecanismo radioanímico
un terno bípedo bullente
un ¡robot! hembra electroerótico con su emisora de delirio
y espasmos lírico-dramáticos
aunque tal vez sea un espejismo
un paradigma
un eromito
una apariencia de la ausencia
una entelequia inexistente
las trenzas náyades de Ofelia
o sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitable
una despótica materia
el paraíso hecho carne
una perdiz a la crema.


-Oliverio Girondo.

martes, 21 de julio de 2015

ENAMORARSE Y NO





Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido,
la desdicha se llena de milagros,
el miedo se convierte en osadía,
y la muerte no sale de su cueva;
enamorarse es un presagio gratis,
una ventana abierta al árbol nuevo,
una proeza de los sentimientos,
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio;
por el contrario desenamorarse
ES VER EL CUERPO COMO ES Y NO COMO LA OTRA MIRADA LO INVENTABA,
ES REGRESAR MÁS POBRE AL VIEJO ENIGMA Y DAR CON LA TRISTEZA EN EL ESPEJO.


-Mario Benedetti.

EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA






Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.


-Federico García Lorca.

Me importa un pito

1.


No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue —y no otra— la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres.
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. ¡María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.




-Oliverio Girondo

domingo, 19 de julio de 2015

Falta tanto para arrancarme del alma todo esto,para dispararme en la sien (simbólicamente) y volarme los sesos para dejar de pensar y darle vueltas al mismo asunto desgraciado.
Quizá falte poco,quizá nunca suceda,quiero ser optimista y creer aquello de que "La vida sigue igual"...

-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

viernes, 17 de julio de 2015

Pont des Arts



-El puente favorito de la Maga-

''¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.''





Entrevista







Extracto de ''Hot Sur''



...No logro imaginarme una huida posible. Aunque sí, sí la imagino, mis neuronas y mis células se han confabulado, van tramando algo y de alguna forma ya empezaron a ponerlo en práctica. Está claro de cuerpo entero no podré escapar, es decir con todo y mis ojos, mi pelo, mis huesos, mi carne. Lo único de mí que puede salir es mi sangre, que corre libre y no para hasta encontrarse lejos. Y ahí va, ahí va el caminito de mi sangre, chorreando, chorreando, resbalando, escurriendo, gota a gota en busca de la luz del día,hallando agujeros por donde colarse, escabullándose por entre las piedras, traspasando rejas y rendijas, filtrando muros, deslizándose bajo los pies de las guardias, sin pedir permiso ni llamar la atención, sin hacer sonar alarmas. Así, y solo así, es posible para mí regresar al mundo libre. Convertida en hilo de sangre atravieso el campo, corro suavecito por las autopistas y luego bajo por el bosque...

-Laura Restrepo.

Le chat







"Estoy tan solo como este gato, y mucho más solo porque lo sé y él no."



-Julio Cortázar.





Extracto de ''Los papeles de Cabral''

...Vivo entre los colores, en constante movimiento, como los colgantes de Calder, soy un hombre libre y feliz, libre porque soy valiente y feliz porque dejo que actúe el corazón antes que intervenga la cabeza.

Con mis libros y mis canciones le doy alegría y paz a la gente, le contagio el amor a la vida, la animo, la excito para que se anime, le ilumino el alma y el corazón (nada como el silencio que continúa al aplauso de bienvenida, nada más cálido que esos hermanos, habitantes de la sagrada oscuridad del teatro, que serán mis compinches durante las dos horas del concierto, o tal vez para siempre).

Aquí en el Quinta Real de Guadalajara, reina un silencio de ajedrez en la noche que, lentamente, va ocupándolo todo, desde mi suite (confortable, propicia para escribir, ideal para leer a Italo Calvino) a los cuidados jardines del hotel , la noche que avanza por las calles de Guadalajara llenando de sombras a las casas y a los automóviles, la noche que debilita a los mercados y a los carteles, la que enciende a los amantes y calma a los viejos, la que entristece a los trenes y hace desaparecer al lago de Chapala, la noche que hace más misterioso al bosque alegre, la que avanza para cubrir pueblo tras pueblo, la noche indiferente al tiempo (si es que no son la misma cosa), la que duerme a los pájaros y a los perros pero hace oír más a los ríos y los arroyos, la que enmascara a las iglesias y transforma a las cárceles y a los monasterios en fantasmas, la que cruza los cementerios para ser, por un instante, el espejo de los muertos (el arco iris se hace a un lado cuando pasa la noche, que hechiza a los búhos y excita a los murciélagos), la que es el manto del mar, una caricia de la eternidad, la noche que para Homero y para Borges era todo el tiempo, por eso ellos son para siempre porque no hay mejor musa que la noche donde, cabalmente, caen todos, pero solo los que quedan de pie alcanzan la poesía, por la que sabemos todo, por ejemplo que todo es lo mismo cuando llega la noche, momento final, propicio para las promesas entre las sábanas, cruel en los manicomios y los hospitales, la noche que le tatúa sirenas a las borracheras de los marinos, que llena de mujeres a las cabezas de los tímidos, que hace que cualquiera llegue al fondo de su memoria, la noche que llena de oraciones a los agradecidos y a los temerosos, la noche donde los jazmines vuelan y las mariposas vuelven a ser hojas del árbol que, entre otras cosas, nos dio la prosa para que podamos contar lo que jamás entenderemos porque entonces seríamos árboles, es decir dioses.

La noche avanza para hacer de todas las ciudades una sola selva y de todos los barcos un gigantesco bote tripulado por un pequeño hombre, un ciudadano que por temerle a todo se quedó solo, la noche que nos acerca al infinito, es decir a la nada, la noche que me recuerda los puertos de mujeres generosas, la noche que calla a las plazas donde tocan lo mismo las bandas de siempre, donde los viejos esperan la muerte y los jóvenes al amor (en la plaza de mi pueblo recordábamos a los que se habían ido, que nunca regresaron, lo que nos hizo sospechar que, más allá del pueblo, estaba el paraíso, poblado por hombres plenos y mujeres doradas).

Juan José Arreola llega al paraninfo de la universidad en una silla de ruedas que empuja el Rector, y después de un poco de vino comienza a recordar, por ejemplo el día que Neruda fue a su pueblo a oírle recitar sus poemas, es decir el día en que Neruda fue a Zapotlán el grande, donde Arreola se crió entre chivos, puercos y pollos, el Arreola que después del francés fue encuadernador, corrector y editor de libros de Rulfo y Cortázar, este querido Arreola que cree que a los ochenta años merece más compasión que premios, este apasionado y apasionante amigo que sugiere que, entre todas las cosas, hay que escoger a la belleza porque nos lo da todo, entonces recuerdo a Mallarmé, que murió hace cien años, el padre de la poesía moderna en Occidente, el que alguna vez escribiera: "Nombrar un objeto significa suprimir las tres cuartas partes del goce de un poema, que consiste en el placer de adivinar poco a poco. Sugerir, he aquí el sueño!"

Mallarmé fue un poeta tan puro que sentía como una desvergüenza la vida cotidiana, los asuntos mundanos, por eso le costaba tanto la convivencia. Para él, la poesía era un oficio sublime, sagrado, por eso hay que estar dispuesto, atento todo el tiempo (para él, el diálogo solo tenía un sentido comercial), es decir que Mallarmé creía en el arte por el arte (solo existe la belleza, decía, a la que solo puede expresar la poesía).

Mallarmé quiso recrear al mundo con las palabras, y para eso se apartó en busca de la perfección sonora, del poder de la magia.

Escribir es despertar recordando el sueño, es más, las palabras me despiertan, voy cruzando la vida por un río torrencial de palabras que me hacen verlo todo para declararlo todo, vivir todo para contar todo, y la memoria bien entrenada, me lo recuerda todo, lo del lado de la vida y lo del lado del sueño, por eso cada línea que escribo es un despertar, esta misma línea, un despertar excitante porque pueden llegar muchas cosas detrás de una línea, es como que el libro llega en fragmentos, como la vida se va completando de instante en instante (en la memoria está la eternidad, fragmentada).

Los dioses me confían secretos en los sueños, los muertos me cuentan sus historias, tantas que me despiertan para que las escriba (Platón decía que la verdad nos es revelada en los sueños, y que si al despertar no los recordamos es porque todavía no estamos preparados para semejante regalo). En el sueño nos es cercano lo Divino, por eso, en la vigilia, algo más grande parece escribir a través de nosotros, además el sueño es lo más privado que tenemos, nuestro verdadero y exclusivo mundo, donde nada ni nadie nos limita el vuelo, hasta Dios parece más grande porque es para uno solo. Despierto, todo es de todos, por eso la poesía no es tan poesía ni la música tan música ni los mares tan mares. Dormido, la poesía es más poesía porque solo yo estoy atento a ella y la música es más música porque nada me distrae de ella, y el mar es más grande y cercano porque entiendo lo que me dice, como los delfines se entienden con las altas inteligencias que hace siglos nos visitan, que son, aunque no nos demos cuenta, nuestros ángeles de la guarda en el Universo (en el sueño está mi mundo, y lo más excitante es que no me pertenece, ¿quién quiere ser dueño, amo de un sueño, que viene y se va cuando quiere?).

También hay sueños que podemos provocar con los datos más fuertes de la vigilia (una mujer, una bahía, una lectura intensa), sueños donde se completan esos regalos, donde llegan a su punto más alto, entonces, al despertar, tendremos más conciencia de nuestra suerte.


En el sueño, el viaje siempre está dirigido, amorosamente, por la mística (la mística es el sueño de la vigilia, como el silencio es la eyaculación de las palabras), y los que nos acompañan en ese vagabundeo por la vida onírica nunca se enteran en la vigilia...


Facundo Cabral

miércoles, 8 de julio de 2015

Al príncipe

Si regresa el sol, si cae la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras,
si una siesta de lluvia parece regresar
de tiempos demasiado amados y jamás poseídos del todo,ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mí toda la vida...
Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.




De "La religión de mi tiempo" 1961
 -Originalmente de P.P.Pasolini-

martes, 7 de julio de 2015

La palabra del deseo.

Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir abajo por abajo, esta galería oscura, este hundirse sin hundirse.
¿Qué estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar. No sé qué más decir. (Yo no quiero decir, yo quiero entrar). El dolor de los huesos, el lenguaje roto a palabras, poco a poco reconstituir el diafragma de la irrealidad.
Posesiones no tengo (esto es seguro; al final algo seguro). Luego una melodía. Es una melodía plañidera, una luz lila, una inminencia sin destinatario. Veo la melodía. Presencia de una luz anaranjada. Sin tu mirada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y fuera de casa en casa preguntando si estaba.
Paso desnuda con un cirio en la mano, castillo frío, jardín de las delicias. La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melodía rota de mis frases.






-
Poema del libro "El infierno musical"
Pizarnik, Alejandra. El infierno musical. Buenos Aires : Siglo XXI, 1971

lunes, 6 de julio de 2015

No tengo tantas vidas como para seguir muriendo.


Tiene la capacidad de devolverme a la vida, destrozarme, partir mi integridad, volverme mierda...

Y me veo sola,como es costumbre, en medio del humo que se disipa,que le huye a mis tristezas, que se jacta de mis desdenes, de mi desesperación, me encuentro inmersa en un mar de aire que forman los suspiros,me concibo totalmente vulnerable, le pertenezco al viento.

No tengo motivos para nada.

Me mira de cerca y se ríe en mi cara de mi afán de amarlo, de ser con y para él, se mofa de mis pensamientos, de mi decisión. Me susurra que no estoy sola, que él existe, que no me va a dejar en paz, que le pertenezco.
Huyo,huyo de nuevo, estoy cansada de escucharlo, estoy exhausta de sentir su respiración, de juntar su aliento y el mío. Me destroza, me parte, me quiebra, me mata, otra vez.
Lo amo infinitamente, mis células y mi ser le pertenecen más a él que a mí, pero me rehúso a continuar. No puedo.

Estoy absolutamente consciente de que olvidarlo no es una opción y me atormenta la idea de que deba llevar otro fantasma a mis espaldas,1...2...3...4...¡NO DE NUEVO, POR FAVOR!.
No me provoca esta insoportable levedad, no quiero seguirme desgarrando las entrañas pero parece ser la única actividad permitida a mi existencia.

Quiero salir corriendo de estas cuatro paredes, gritar, gritar muy fuerte y llorar esperando vaciar mi alma de tanto dolor, esperando encontrar respuesta y cura, buscando a ciencia cierta la manera de no sentirme como me siento, de no suicidarme la esencia para entregársela a él.

Me muero, me muero por decirle que es todo en mi vida, que entiendo,que sé que me ama, que no tiene la culpa. Pero, ¿a quién engaño?.

Ojalá y el día de mañana, abra mis ojos al mundo y estén de vuelta las ganas de ser, las ganas de amar, pero me temo que no será posible, que antes de ello habré de guardarle rencor, de intentar odiarlo por tanto dolor.

''No te preocupes,Angie, no es tu culpa, o tal vez si lo sea. Sabías que este camino no era sencillo, sabías que ibas a tener que llorar, gritar, patear y arrepentirte una que otra vez.''

-Yo no me arrepiento de nada, todo valió la pena, este ciclo termina pero me enseña muchas cosas, me llena, me vacía, me reintegra de alguna forma, es otra tuerca que se aprieta en la maquinaria de mi vida, una cuota menos de credulidad y de confianza, tres dosis de amargura directas a la vena, esta vez poco alcohol, el alcohol no resulta buen consejero, muchos días, meses y puede ser que hasta años, para dejar de lado esta historia, para continuar y para revivir, mucho blues más que jazz, café, mucho café para permanecer despierta y no retomarlo en sueños aunque en el insomnio también se me aparezca pretendo que resulta más sencillo espantarlo,poca poesía porque puede resultar letal, enclaustramiento y soledad.

El reloj avanza, el tiempo me atrapa, el primer día sin él, sin su elixir, sin su ser.

''Tienes que entender que estás sola, siempre estuviste sola, no te aferres, no confíes, no ames demasiado pronto, no permitas que tu escritura, tu canto y tu vida le pertenezcan a otro''

Y, ¿cómo hago?, es inevitable, uno no decide entregarse por completo, simplemente sucede, sucede porque el amor se apodera de cada partícula, de cada neurona y no se puede refutar o huir.

-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO