viernes, 14 de mayo de 2021

14 de mayo de 2021

Son las 11:30 de un 14 de mayo de 2021, el temor se asoma sonriente por la puerta y sobre los hombros recae todo el peso de los días. Aún no es media noche pero el frío se convierte en la división entre el pasado y el presente, dibujada con el mismo tinte rojo de la sangre. 

Caminan descalzos los sueños y el tempus fugit, se convierte en una promesa, porque el reloj se detiene, miserablemente se detiene, para alargar las angustias, hacer eco de los berridos, detenerse para mofarse y robarse el aliento que ya otros se habían llevado. 

Ningún orificio es escondite, ninguna noche es dormitable, ningún veneno es más potente que este líquido incesante de dureza y crueldad. No hay más espacio para el miedo pero cada día trae su afán y lo que ayer era impensable, cada mañana se convierte en una materialización inescrupulosa de Thanos. 

Me tiemblan las piernas, no siento las manos, nuevamente cincel y mazo aturden mi cabeza y mis quisquillosos quejidos, se tornan absurdos en este lugar. Soy mujer, aumenta el miedo y me abrigo bien para que no vengan los enemigos, esos verdes, que gritan "Dios y patria" mientras crucifican a su Mesías y masacran a quienes dicen proteger. 

Escribiría cualquier cosa y nada sería suficiente para retratar este panteón, esta fosa común en dónde cada lucha es un acercamiento al final y en donde la juventud es la desgracia en el marco de la revolución. 

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