Caminan descalzos los sueños y el tempus fugit, se convierte en una promesa, porque el reloj se detiene, miserablemente se detiene, para alargar las angustias, hacer eco de los berridos, detenerse para mofarse y robarse el aliento que ya otros se habían llevado.
Ningún orificio es escondite, ninguna noche es dormitable, ningún veneno es más potente que este líquido incesante de dureza y crueldad. No hay más espacio para el miedo pero cada día trae su afán y lo que ayer era impensable, cada mañana se convierte en una materialización inescrupulosa de Thanos.
Me tiemblan las piernas, no siento las manos, nuevamente cincel y mazo aturden mi cabeza y mis quisquillosos quejidos, se tornan absurdos en este lugar. Soy mujer, aumenta el miedo y me abrigo bien para que no vengan los enemigos, esos verdes, que gritan "Dios y patria" mientras crucifican a su Mesías y masacran a quienes dicen proteger.
Escribiría cualquier cosa y nada sería suficiente para retratar este panteón, esta fosa común en dónde cada lucha es un acercamiento al final y en donde la juventud es la desgracia en el marco de la revolución.
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