Una honorable funcionaria pública de la ciudad de Pasto, considera oportuno pregonar a los cuatro vientos que la tranquilidad en este contexto de descontento social, está en traer a los francotiradores. Y yo, creo que sí, que tiene razón (parcialmente) y no es que me haya vuelto descarnada, sólo que la historia ha dicho que el ruido que hace el pueblo cuando está hambriento de pan y de justicia, aturde los oídos de los cómodos arribistas y, en efecto el silencio llega más rápido con las armas que con las libertades.
¡Qué peligro oír a los siervos si se puede mejor desaparecerlos!
Terrorífico juego el de imaginar que se olvidan jerarquías y se ponen todos en el banco de los iguales.
Vendrán los francotiradores, nos dispararán con sus artefactos, pero resistiremos y aún siendo restos corpóreos, derramaremos nuestros trozos como semillas y nacerán las flores más coloridas.
Y, entonces, volverán los francotiradores mientras el viento nos mueve los pétalos, ya no podrán dispararnos y las raíces fijas al suelo, dirán: "De ideas no vive el hombre pero ¡qué lindo florecen!"
-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO
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