domingo, 14 de junio de 2015

No quiero ser madre...¿Y qué?


''La primera reacción resulta muy molesta, porque es condescendiente y paternalista además de presuponer que no tengo las cosas claras, que lo digo por decir y que llegará algún momento epifánico en que “la verdad” sobre lo que quiero hacer con mi vida me iluminará y decidiré ser madre. Como si fuera algo que tengo que hacer sí o sí pero que aún no lo estuviera viendo''.

''He llegado a la conclusión de que quiero demasiado a mis hijos (hijos no natos) como para exponerlos a semejante circunstancia; una madre carente de instinto maternal y una sociedad demasiado injusta. No gracias, yo digo no.''


No hace falta haber vivido más de tres décadas o padecer un sinfín de decepciones, para decir muy convencida, que no quiero tener hijos.
Desde que somos pequeñas, las ''niñas'' nos vemos sujetas a planteamientos absurdos, superfluos que terminan siendo determinantes en nuestras vidas; desde el preciso instante en el que se me antojó jugar con el ''Power Ranger'' rojo de mi primo o ver ''Dragón Ball con él, me veía reprendida fuertemente y escuchaba cosas como ''Usted es una niña, no un varoncito'', ''siéntese bien'', ''juegue a la cocina, a la familia, a las muñecas, pero no con muñecos de acción''. Era inevitable considerar lo erróneo y ridículo de lo mencionado, porque en ese entonces no tenía ni cinco de criterio.
Quería intentar ese irme ''acoplando'' al mundo rosita, mis amigas siempre jugaban a las mamás, y como toda niña, no quería estar sola entonces me unía al club. No hizo falta mucho tiempo en ese mundito de color asqueroso y pastel por todas partes, motivo vomitivo de la existencia, para entender que lo mío eran otras cosas, dejé de frecuentar a esas amigas, me sentaba sola a explorar las flores o a ver el cielo y encontré refugio en mis libros, en la liberación y la rienda suelta a la imaginación, entendiendo poco a poco que yo era Angie simplemente, y que no me hacía menos mujer jugar con niños o divertirme con sus juegos, que podía ser tan femenina como quisiera sin tener que crear en mi cabeza la maraña vetusta de que como mujer ''DEBO SER MADRE'', ''para eso tiene ovarios, mijita'' -me dijo alguien, alguna vez-. 

Nunca he tenido instinto maternal, valoro muchísimo mi espacio propio, mi soledad, el ser para mí misma, puede sonar y leerse egoísta, probablemente lo sea, pero disfruto mucho más ser lo que soy.

Es una decisión tomada, ya sea, por altruismo, misantropía o empatía proyectada, no quiero levantarme en las noches a escuchar llanto, no quiero que alguien dependa enteramente de mí, porque a veces soy tan inestable que ni siquiera yo misma me entiendo.

Es necesario que entiendan de una vez por todas, que no voy a cambiar de parecer, que no soy menos mujer, que no soy insensible, es más me gustan mucho los niños, juego con ellos, me parecen tan dulces y me llenan de vitalidad, pero al poco tiempo me causan dolor de cabeza.

En determinado momento incluso, pienso donar mis óvulos que son a fin de cuentas el vehículo que conduce al sueño de otra persona y no al mío,

No hace falta tener hijos para sentirse plena.



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO.






No hay comentarios:

Publicar un comentario