Si no brota de ti a borbotones
a pesar de todo,
no lo hagas.
a menos que salga por voluntad propia
de tu corazón y tu mente y tu boca
y tus entrañas,
no lo hagas.
si tienes que sentarte durante horas
mirando la pantalla de la computadora
o encorvado sobe la
máquina de escribir
en busca de palabras,
no lo hagas.
si lo estás haciendo por dinero o
fama,
no lo hagas.
si lo estás haciendo porque quieres
mujeres en tu cama
no lo hagas.
si tienes que sentarte y
rehacerlo una y otra vez,
no lo hagas.
si es un trabajo duro sólo pensar en ello,
no lo hagas.
si estás tratando de escribir como alguien
más,
olvídalo.
si tienes que esperar a que ruja fuera de
ti,
entonces espera pacientemente.
si nunca ruge fuera de ti,
haz otra cosa.
si primero se lo tienes que leer a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
a tus padres o a cualquiera que sea,
no estás preparado.
no seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman escritores,
no seas insulso y aburrido y
pretencioso, no te dejes consumir por el amor
propio.
las bibliotecas del mundo han
bostezado hasta
dormirse sobre los de tu tipo.
no lo empeores.
no lo hagas.
a menos que te salga
de tu alma como un cohete,
a menos que inclusive
te llevaría a la locura o
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
a menos que el sol en tu interior te
queme las entrañas,
no lo hagas.
cuando de veras sea el tiempo,
y si has sido elegido,
eso cobrará vida por
si mismo y seguirá cobrándola
hasta que mueras o eso muera en ti.
no hay otra manera.
y nunca la hubo.
-Charles Bukowsky-
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