domingo, 15 de octubre de 2017

MUSAS


Como Varejāo plasma en esta obra, nos vamos agrietando y desmenuzando hasta que desaparecemos entre imágenes y olores nauseabundos, entre sangre y llanto. Quiero retomar esta pintura que descubrí hace muy poco, para recordar mi humanidad, mi corporeidad y carnalidad, que si bien es cierto, no es eterna, dura mientras yo exista y debo convivir con ella (preferiblemente en condiciones de amistad). Quise verme como el día que abrí el libro en esta página: reflejada y descubierta, además de desnuda y vulnerable. No se necesita poesía cuando la pintura lo dice todo. El arte viene siendo la cura y al mismo tiempo el malestar de quienes no lo asimilan. 


¡Desgarrémonos viviendo, sintiendo, caminando, descubriendo. Descuarticemos los miedos y colguemos las culpas para entregarnos por completo al "cuerpo de goce" como diría Jean-Luc Nancy!.


No hay comentarios:

Publicar un comentario