martes, 12 de enero de 2016

Quiero creer


Me parece curiosa, quizá hasta ridícula, la manera que tenemos los humanos de hacer que algo pequeñito deba reservarse para ocasiones estrictamente necesarias o ''especiales''; como si no fuesen especiales por sí solas, como si nos cobraran por demostrarlas o por dejarlas ser. Algo tan mínimo, tan simple, tan breve como un abrazo (en el momento justo, para reparar,para abrigarnos el alma o quitarnos los miedos,para sentir eso que sólo se siente cuando escuchamos el corazón de alguien a quien queremos, latir al ritmo de la melodía que ambos inventan) o una sonrisa, es puesto en la cajita de los tesoros, esperando para ser compartido sólo con aquel que nos lo exija. ¿Por qué?, ¿No les estremece sentirse seguros entre los brazos de alguien, recostados en su pecho o sobre su hombro?, ¿No se sienten mejor cuando el día empieza con una sonrisa propia o ajena?, ¿No les pasa que la vida se les hace un poquito más llevadera y bonita?.

Me rehúso a pensar que no se pueda abrazar todos los días, que no se pueda sonreír sin hipocresías o esperando algo a cambio; me niego a creer que estamos hechos de normas, de manuales, que nos dictan cuántos pasos dar, cómo darlos y qué hacer en caso de pisar otros suelos. Pienso más bien, que si la vida está hecha de desgracias, también de maravillas, de amor reinventado por cada quien, de magia, de dar sin esperar. Quiero creer que no somos una raza infame capaz de guardarse las mejores cosas para días marcados.

Los abrazos, los besos, las caricias, las sonrisas, las notitas infantiles o las cartas de amor, merecen ser cosa de todos los días, de todos los meses y años. Se nos pasa la vida creyendo que el día de demostrar es el que marca el calendario, llámese ''Día de Amor y Amistad o San Valentín'', ''Día de la madre o el padre'', etc; nos comemos el cuento y cruzamos los brazos en señal de desinterés.

Si tiene usted el alma un poco rota, le mando un fuerte abrazo.
Si se ve sin motivos, desganado, errático; sonría grande, yo también le sonrío.
Si quiere sentir sienta, si quiere demostrar,hágalo. No espere a que otro muera o se vaya de su lado para arrepentirse sobre lo que dejó de hacer por vergüenza.

No me malinterprete, no quiero decirle con esto que sofoque, que asfixie, que se arrastre a los lagos melosos; lo que quiero decir es que no se cohíba, ni se restrinja las ganas. No se deje llevar por las presiones o las apariencias y haga las cosas a su manera.


Quiero creer en que podremos algún día correr hasta donde nos esperan con los brazos abiertos, en lugar de aplazar los encuentros y ponerles pañitos de redes sociales mientras tanto.


Quiero creer...



-ANGIE CAROLINA ERASO JARAMILLO

No hay comentarios:

Publicar un comentario